Estado de Brasil: Maranhao
Tiempo pedaleado (empujado): 01:30:00
Kilómetros recorridos: 8.15
Tiempo total pedaleado: 99:24
Kilómetros total recorridos: 1095,63
Finalmente me quedé otro día más en Paulino Neves, dormí más de la cuenta, almorcé otra vez en la casa de Zé y por la tarde fuimos a bañarnos al rio y después a caminar por las Dunas con una de sus hijas.
Como siempre las dunas ofrecieron bastante material para fotografíar, así que tomamos un par de fotos, charlamos con Zé sobre el oficio de ser guia y Zé me contó algunas de sus historias con turistas que el había guiado. Fué una tarde muy entretenida y relajada.
Ya por la noche ibamos a ver la final del campeonato local pero desafortunadamente llegamos tarde y además el equipo del barrio de Zé había perdido y fué eliminado; así que nos fuimos tristes a un bazar de ahí cerca dónde venían, según me decia Zé, de todos los sabores: Zanahoria, naranja, limón, compoazu, tapioca, aguacate (por que el aguacate es una fruta), etc., yo iba por uno de aguacate, pero como no era nuestro día cuando llegamos ya se había acabado el bazar; volvimos otra vez tristes en busca de la canoa para regresar temprano a la casa y descubrimos que la otra canoa a la que habíamos atado la nuestra se acaba de ir con nuestra canoa a cuestas, así que esperar a ver si alguien más cruzaba el rio o teníamos que dar la vuelta por el puente (media hora caminando); no tuvimos que dar la vuelta y cruzamos en la canoa de alguien más, ahí encontramos sana y salva la canoa de Zé y nos juimos a dormir, por que hoy había que madrugar y empezar a pedalear.
Zé se levantó cuando yo estaba casi listo, nos tomamos la foto de rigor con la bicicleta y luego él me acompaño hasta la salida hacia Tutoia. - El camino de acá para allá es tierra, un par de bancos de arena y barro, pero da para andar, en una hora y media ya está en Tutoia.
Tierra = arena = empujar
Asíque tuve que empujar nuevamente la bicicleta un buen trecho. Ya cuando llegué al primer poblado, cosa extraña paró una Hilux que iba hacia Tutoia y me preguntó si me daba Carona, debo confesar que mi orgullo ciclístico me obligo a pensarlo, pero a la final acepté, y no pude haber tomado desición mejor.
Subimos la bicicleta y nos vinimos charlando animadamente con el señor hasta Tutoia, ahí Raimundo (creo, ya se me olvidó el nombre) me dejó en una bicicletería y ahi dejé a Ludmilla, literalmente, en latoneria y pintura; se lo merecía pa' que.
Luego la rutina de rigor, buscar dónde quedarme y dar una vuelta por el pueblo par tomar algunas fotos y poder actualizar este diario de viaje.
Ahora a ver bien como será el camino hasta Parnaiba, la puerta del Delta de las Americas, y de ahí hasta Jericoacoara y luego Fortaleza.