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Rosario - Retorno Humberto de Campos

4 min read

Estado de Brasil: Maranhao
Tiempo pedaleado: 07:17:00
Kilómetros recorridos: 95.25
Tiempo total pedaleado: 72:48
Kilómetros total recorridos: 966,72

Hace algún tiempo alguien me escribia con motivo de este viaje que yo era 'valiente' para algunas cosas y cobarde para otras tantas. En uno de mis momentos de reflexión en la carretera estuve pensando sobre eso y caí en la cuenta, nuevamente, en una cosa para la que soy muy cobarde: admitir que necesito ayuda.

La ilusión de la autosuficiencia es una idea que ronda en mi cabeza desde 'que era criança', como dicen por acá. Y realmente muchas veces me cuesta pedir ayuda, casi que lo hago exclusivamente cuando es 'extrictamente necesario', lo que tiene sus problemas por que a veces el 'extrictamente' es demasiado tardio.

Pues bien en eso pensaba, mientras al mismo tiempo pensaba que iba llegar el momento en este viaje cuando me iba a tocar pedir cacao. Y ¡sas! como si estuviera en El Mundo Anillo y fuera esa muchacha que tenía tan buena suerte que le pasaban las cosas que necesitaba que la pasaran para aprender alguna cosa. Hoy me tocó pedir cacao en más de una ocasión.



La primera, en la carretera por que ya se acercaba al medio día, estaba al medio día y no se veían señales de vida en varios kilometros a la redonda. Iba así pensando en que me iba a tocar comer pan con mermelada de almuerzo... cuando detrás de una curva apareció un casa hecha de trozos de madera y barro que parecía una tienda, me acerqué pregunté si tenían algo para almorzar, y al principio me dijerón que no, que sólo era, precisamente, una tienda y que sólo vendían gaseosa y papas. Luego el hombre me dió una segunda mirada y debí ver mi cara de cansancio y de hambre y me dijo que me podían cuadrar algo: arroz, farinha, un par de trozos de pollo y aguita pa' mi gente. Me supo a gloria, de verdad estaba muy rico y no era el hambre. Estuve ahí un rato, contestando las preguntas de siempre y luego a continuar la jornada. Lo mejor el señor no me cobró nada.

La segunda, ya al final de la tarde. Ya eran casi las cuatro y no había llegado a dónde quería llegar (Humberto de Campos) y tampoco era que se vieran muchas casas a la vista por ahí. La verdad estaba preocupado por que no sabía dónde me iba a quedar. De pedal y de pedal hasta que apareció el retorno que sirve para ir has Humberto de Campos y Sangue. Las dos a más de 15Km con viento en contra, es decir ninguna de las dos opciones algo viable a esas horas de la tarde. Así pues, a pedir cacao.

Primero pregunté en el único restaurante/lanche que había por ahí y me dijeron que NO, que preguntara en el puesto de gasolina...

- Boa tarde,
- Boa tarde
- Eu estou procurando un lugar onde ficar. Sera posivel que eu posa ficar aquí? Eu tenho uma barraca e uma rede só preciso um banheiro para pegar um banho y descansar.
- Pode, sim.

Cantos de ángeles para mis oidos.


Así pues que estrené mi carpa con compartimiento para la bicicleta, acomodé mis cosas por ahí y pasé lo que quedaba de la tarde ahí en el puesto de gasolina hablando con las personas que trabajaban y viendo un poco de televisión. Y el costo? 0 pollitos.

Todo perfectirijillo.

Foto despedida puesto.

No duele tanto, ¿no?