Estado de Brasil: Bahía
Tiempo pedaleado: 05:53:41
Kilómetros recorridos: 50.71
Tiempo total pedaleado: 360:21
Kilómetros total recorridos: 3953.5
Me desperté a la hora de siempre e inicié mi rutina de campamento: primero bañarse, luego organizar las maletas y por último desarmar la carpa. Sólo que cuando iba a alistar la ropa para bañarme descubrí para mi sorpresa que la pantaloneta de ciclismo (que me había regalado mi Mamá y por eso tenía un valor sentimental para mi) que había dejado colgada en la cerca junto con mi otra ropa había desaparecido. ¡Se la robaron!. Me dio tanta rabia, por un momento con quién sea que se la haya llevado, después conmigo por no cumplir el décimo primer mandamiento: No dar papaya.
Pero como igual ya no había nada que hacer, pues respirar profundo y alistar otra pantaloneta.
Organicé todo y estaba listo a las 6.30, un poco, mejor: demasiado tarde. Sin embargo TENIA que salir, ya no tenía más ganas de quedarme ahí.
La marea ya se estaba llenando pero de todas formas tenía unos buenos tramos dónde se podía pedalear. Conseguí avanzar 10Km pedaleando hasta que la marea subió totalmente. Afortunadamente llegué hasta una 'barraca' construida por una familia que tiene una casa al lado de la playa, ellos estaban ahí con los niños disfrutando del sol de la mañana.
Charlamos un poco, me dieron un coco helado como presente y ahí me quedé esperando que fuera el medio día (llegué a ese lugar a las 9.00).
Dejar pasar el tiempo y ver como lentamente el mar le iba cediendo el paso a la tierra. Una hora, dos horas, se pasaron al mismo tiempo demasiado lentas, al mismo tiempo rápidas. Cerca del medio día aparecieron por una ladera contigua dos viejitas de Estocolmo que estaban buscando una laguna famosa que quedaba cerca, no les pude ayudar mucho, yo ni sabía que existía, pero igual fue bonito verlas bañarse tímidamente en el mar y prepararse para continuar su caminata. Me recordaron a mi abuelita.
Luego de que ellas se fueron esperé unos 15min mas y alisté mis cosas y salí, ya estaba mamado de esperar. No había caso había que empujar. Poco más de 10km hasta llegar hasta un poblado llamado Arandis. Ahí paré para almorzar, recargar baterías y seguir.
De ahí hasta Itacaré me faltaban 30Km y ya eran las tres de la tarde.
La playa parecía una autopista y felizmente estaba desierta, las únicas huellas sobre la arena eran las de Ludmilla.
Llegue al lado del río justo al mismo tiempo en que el sol se estaba poniendo y pude cruzar el río sin problemas, la última canoa estaba esperando ahí a unas personas que se estaban tomando unas cervezas.
Busqué un lugar dónde quedarme, pero Itacaré es como un Morro de Sao Paulo, un lugar de muchas posadas pero todas caras. Al final me indicaron un 'albergue' dónde supuestamente era mas barato. Como ya veía que no iban a bajar mucho el precio terminé proponiendo que dormía en un hamaca y que me dejaran usar el baño.
Fui a buscar Internet, comí algo y volví para acomodar mis cosas y disponerme a dormir. Cuando entré y el encargado me vio alistándome para la hamaca y en vista que la habitación que me había ofrecido estaba vacía me dijo que podía dormir ahí.
Con alegría metí todos mis aparatos eléctricos, los conecté para cargarlos y me quedé dormido, totalmente descerebrado hasta el otro día.