(Jefe del equipo creativo de Samsumg, a quién se lo dijo un profesor de su universidad)
Hoy después de haber trabajado 'bastante' durante las últimas semanas para tratar de darle forma a un proyecto de empresa que tenemos con unos compañeros, y después de haber logrado nuestro primer contrato serio, hemos empezado a trabajar en forma.
Estos días han sido extenuantes, varias noches en vela sacando presupuestos, definiendo estatutos... Y las que vienen lo serán aún más. Vamos a ver si lo logramos. Lo lograremos de hecho. Tendremos que usar nuestro innato don de la obicuidad, y divirnos entre la Universidad, nuestros otras obligaciones y la empresa.
"Ahora crear empresa es muy fácil", reza el primer folleto que te dan en la Camara de Comercio de Bogotá, y efectivamente es más fácil, las personas de la CCB han logrado hacer un buen trabajo en la agilización de tramites (según las malas lenguas), el problema es el siguiente volante que te entregan: "Ahora conozca, donde tiene que registrarse"... y el volante tiene una lista de como 10 entidades donde hay que realizar trámites. Nosotros por ahora nos la vamos a tomar con calma, vamos a conocernos en esta nueva faceta, trabajar con los amigos es conocer a otras personas, y luego 'nos divertiremos' divagando por el laberinto de burocracia y tramitología de nuestras queridas Instituciones del Estado.
Trabajar, trabajar y trabajar es lo que se viene, y esta bien, por que para ganarsela hay que trabajarsela.
Hoy en medio de tanto stress, y tanto sueño, recibí una llamada que me llenó de energía, es muy chevere recibir esas llamadas sorpresa de personas que quieres mucho y que traen a tus oidos a través de suaves impulsos eléctricos la voz de esa persona querida contandote de sus quehaceres, esperanzas, planes, espectativas..., escuchar esa voz desandote que ojalá las preocupaciones y el stress no te saquen las acostumbradas y no bien recibidas úlceras en la boca, y prometiendote un encuentro virtual, en el cuál por fin puedan decirse aquellas palabras que siempre estan ahí y no se aprontan a salir.
Esa voz que por unos minutos logra envolverte de tal manera que parace el intenso abrazo en el que deseas refugiarte cuando la energía se escurre por los bordes una silla incomoda o es aspirada lentamente por las teclas y la pantalla.
¡Muchas gracias por este inesperado regalo!