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Esto, aquello y el resto

5 min read

Hace un par de días un amigo publicó algunos de los cuentos que ha escrito durante los últimos 5 años.
Aprovecho este espacio de difusión para dar a conocer el trabajo de mi amigo.
A continuación uno de mis cuentos favoritos:

Perséfone o Un Mito sobre el origen de la Nostalgia

Todos los días, todas las noches, cuando me es posible verles no puedo diferenciar donde comienzan unos y terminan las otras, creo que cuando tengo oportunidad de verlos, ellos quieren enseñarme algo, quieren que entienda algo, pero en mi solitaria y poco apreciada labor, no he podido hacerlo, todas mis noches y mis días son de oscuridad y frío, mis ojos siempre abiertos y puestos sobre las vidas de los que vienen ante mi, mis frios dedos y mis pulmones forrados de azufre están cansados. Los rostros de desesperación, arrepentimiento, miedo, culpa, todos pueden esperar un poco mientras les dicto el destino que han de tener por muchas eternidades.


La luz estaba ante mi, la vela desde la sombra que reina en mi laguna, mi tricéfala mascota tenia miedo, era la primera vez que le sacaba a pasear. Al salir a ella, veíamos como nuestras presencias lastimaban a la Natura, cuanto pesan nuestras sobras le dije, viendo como sus cabezas rabiosas mostraban sus dientes a las flores y a los árboles, como si fuesen una amenaza.

La superficie era un lugar hermoso, tantas flores, tanta luz, tanto brillo y agua pura, que estaban siempre tan lejos de mi, era la primera vez que ponía los pies sobre ella, me daba miedo imaginar cuando sufría conmigo. No supe cuando deje ir a mi mascota, pero sé que me asuste al acercar mis manos al agua tan pura que se volvia aceite al estar en mis manos, y al estar en mis manos y ver mi reflejo en ella entendia porque había tantos rostros de desesperación frente a mi todo el tiempo

Al ver a mi lado, vi como mi mascota jadeaba y ladraba y tocaba sus cabezas entre si, era feliz, como nunca lo habia visto ser, cuando levanté mi rostro para ver en qué dirección habia ido para ser tan feliz, vi a una joven, a cuyo alrededor crecían las flores y la luz brillaba con mayor intensidad, sus cabellos parecían hechos de gotas largas, brillantes y delgadas como las que surgen del cielo en un huracán. Sabia que ella era la dirección en la que debía ir. Ella veia todo con ojos de amor, incluso a mi.

¿Qué hacer cuando encuentras algo hermoso, invaluable, cuyo dueño no ves y está tan cerca de ti?


Robarlo


Ella habia perdido conmigo y sabia que cada vez que ella se acercaba a mi, perdia con ella.

Las noches son más largas y los días se envuelven en ellas, mientras ella está conmigo, todo lo que hago adquiere sentido, la tengo escondida del mundo, aislada, para que a mi lado crezcan las flores y los árboles, para que solo yo pueda sentir el aroma de cada uno de sus poros al sudar, la lluvia surgia de ella, los sentimientos nuevos y desconocidos que crecian en mi, la sonrisa que le daba color a mi rostro , todo era mio, ella estaba aquí, a mi lado y yo era feliz, no entiendo aún por qué la invité a la superficie ese día....

La nieve le cubria por completo, desde que bajamos del bote, sentí que me iba a separar de ella, cuando caminabamos uno junto al otro, la vida y la muerte se manifestaban, las flores crecian y los animales viejos morian, ella queria decirme algo que yo no queria entender, su presencia hizo que la nieve se derritiera y el agua de ésta alimentaba a la tierra que agradecida proporcionaba vida a las plantas, en medio de la incertidumbre que tendria de mi destino. Yo el juez y verdugo miré hacia arriba y veia como la luna brillaba con la luz que el sol le proporcionaba, brillante y clara a través de sus manchas, recibia todo de su sol, pero debia dejar que el sol se hiciera presente y de vez en cuando debia aceptar que el sol no le diera toda su luz, de manera periódica debia quedar oscura, eso era lo que ellos trataban de enseñarme.

Por 2 meses ella sube a la superficie, la superficie se prepara floreciendo y cuando ella está todo se hace cálido y brillante, se despide con la caida de las hojas y espera abajo la nieve por su regreso, yo estoy con ella el resto del año, pero sufro y siento que muero cuando dejo de verte esos dos meses Perséfone