Joao y su familia me acogieron como um miembro mas e hicieron que mi estadía por estas tierras fuera tránquila y relajada.
Al siguiente día de llegar los acompañe al cumpleaños de la Tía Gil, la familia había organizado una fiesta sorpresa en su honor, cumplió 60 años el 26 de diciembre. La fiesta fue poco diferente de lo usual pues ellos son Bautistas, así que no hubo mucha música bailable ni trago, pero si mucha emotividad. Los hijos y sobrinos de la Tía Gil le prepararon un video con mensajes de varios amigos y familiares, cantaron y oraron en su honor. Nunca había asistido a un cumpleaños así, me conmovió.
El 24 pasar el día haciendo las llamadas de rigor, hacer un remedo de natilla (nunca había hecho natilla sin usar la receta que viene lista) y alistarse para la celebración del 24. Fuimos con Joao a la casa de unos parientes por el lado de su Papá.
Al otro día nos levantamos temprano para ir por la bicicleta de Joao a la oficina y luego salir a dar una vuelta por Recife con algunos miembros del Pedal Clube. Recorrimos todo el centro de Recife, y aunque contento con el paseo constaté que 'las ciudades se conocen caminando', almorzamos y fuí a tomar una siesta como a las tres de la tarde y dormi casi hasta las diez. Comencé a leer uno de los libros de Valdo y luego de un rato volví a dormir.
Ir a la celebración real del cumpleaños de la Tía Gil, dar otra vuelta con el Pedal Clube por Recife, paseo por Olinda con Joao y Joaozito e ir por los regalos que me hizo mi Mamá de navidad: una caramañola térmica y un sillin nuevo para la bicicleta (el que estaba usando había sufrido un accidente en Colombia y aunque me trajo hasta acá ya estaba empezando a molestar).
Así trascurrieron mis días en Recife, muchas gracias a Joao por las atenciones, ya nos veremos en otra ocasión.