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Gamboa/Morro - Igrapiuna

7 min read

Estado de Brasil: Bahía
Tiempo pedaleado: 06:47:18
Kilómetros recorridos: 83.17
Tiempo total pedaleado: 353:13
Kilómetros total recorridos: 3884.46

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Me levanté casi a las cinco, me bañe y me puse a desmontar el campamento paso a paso (hace raaato que no hacia esto), primero sacar a Ludmilla de su compartimento, luego sacar las maletas, limpiar un poco la sobre carpa de polvo y bichos, limpiar el interior de la carpa para sacar un poco la arena, quitar estacas, doblar los tubos, doblar y organizar todo.

Desayunar, empujar la bicicleta hasta el puerto, y ¡nos juimos!

Unas personas empezaron a alegar por que el barco estaba tardando en salir y el capitán respondió que las personas de Morro (el barco pasa por allá primero) no tienen privilegios, que el barco tiene su horario de salida en Gamboa y que si tenía mucho afán que se fuera nadando (esto último no lo dijo pero lo dio a entender). Entonces un abuelo empezó a hablar con otro pasajero sobre como a veces se arman problemas grandes por nimiedades, luego criticó el sistema de transporte Valença-Gamboa-Morro, luego habló de la simplicidad y de dejar las apariencias a un lado, habló de barcos, de quillas, de pescas a mar abierto de peces que pesaban 800Kg.

Y escuchando toda esa charla se me pasó el viaje, cuando menos me di cuenta y ya habíamos llegado al puerto, bajamos a Ludmilla y cuando me fijé bien estaba en 'otro terminal', que claro queda en la 'municipalidad' de Valença, pero que en realidad queda a 20km del centro de la ciudad, que fue desde dónde cogí el barco el otro día. Pero nada, el barco igual no iba más allá, así que a pedalear se dijo.

Cuarenta y cinco minutos después estaba en el centro de Valença buscando la salida hacia Ituberá, en Ituberá me dijeron hay una cascada muy bonita que vale la pena ir a ver. Esperaba llegar allá antes de almuerzo para luego continuar hasta Camamu, pero el calor endemoniado me hizo parar antes para abastecerme de líquido y algunos sólidos.

Luego de tomarme un litro de fresco de açai con guaraná salí de nuevo a pedalear y ¿Qué pasa luego de un par de kilómetros? empieza a caer un palo de agua, una lluvia de verano que llaman los lugareños, me puse el impermeable y seguí adelante, cuando llegué al próximo pueblo vi que estaba empapado todo, las piernas por la lluvia, el pecho y la espalda por el sudor. Guardé el impermeable y seguí, ya estaba a mitad de camino.

Andar por las carreteras de Bahía, estas de esta zona por lo menos, me recuerdan las de Colombia, muchas curvas y sobre todo mucho verde, cuando no están pasando carros se pueden escuchar a los bichos y a los pájaros decirse cosas en lenguas que no entendemos.

Finalmente llegué a Ituberá, había decidido quedarme aquí, así que iba ir a bañarme en la cascada y luego volvería para buscar un sitio dónde descansar. Pedí indicaciones y continúe. La cascada queda a 6km adelante del pueblo entrando por una destapada.

Entre por el camino, la tierra estaba húmeda y a pesar del peso de Ludmilla se andaba bien. A mitad del camino descubrí que el parque estaba patrocinado por Michelín como una acción de RSE y un par de metros más adelante...

Pssssss, me pinché. Técnicamente el primer pinchazo de todo el viaje (en Sao Luis lo que había pasado era que había puesto la manguera inadecuada para la llanta).

Seguí un par de metros hasta encontrar un claro, desmonté las maletas, saqué la manguera de la llanta encontré el hueco, puse el parche y cuando estaba montando todo de nuevo, pasó un camión. El señor me ofreció su compresor para inflar la llanta, oferta que no reusé, empezamos a echar aire... ya señor, paf! explotó la manguera.

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Ahora no había caso había que desmontar todo y cambiar la manguera. Cuando estaba en esas descubrí que era lo que había pasado: (irónicamente) mi llanta Michelín, se había vencido en uno de sus bordes, cuando el señor echó el aire el aro empezó a hacer presión sobre la manguera hasta que la reventó. Esa fue la razón de la pinchada, esa fue la razón de la explosión.

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Mi primera llanta damnificada, justo hoy que pensaba que ojalá todo el equipo me durara todo el viaje. Le faltó poco eso si.

Sacar mi llanta doblable de emergencias, montar todo de nuevo, inflar la llanta hasta dónde pude( no sé que pasa con mi bomba de aire infla la llanta hasta un punto y de ahí para adelante es como si no entrar más el aire) y cuando me monté de nuevo no completaba el pedalazo. Y cuando voy a verificar: un diente e la cadena se había roto. Grrrrr.

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Respirar profundo, empujar la bicicleta lo que quedaba de camino, dejarla en el parqueadero ir a bañarme en la cascada para, por un lado justificar la ida, por otro lado relajarme un poco y luego volver a dármelas de mecánico.

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Menos mal el 'Bacan', el doctor de Ludmilla en Bogotá, me había dado un par de eslabones de cadena 'por si acaso', quité el que se había roto, lo cambié por uno de los de repuesto y ¡eureka! quedó todo bien. Luego aprovechando el desorden y que en los próximos días espero pedalear por la playa cambié las llantas de la bicicleta, va a ser un poco más duro pedalear en el asfalto, pero bueno.

Otra vez no pude inflar del todo las llantas, pero igual ya estaba muy tarde, me fui así, despacito hasta salir de nuevo a la carretera y luego de ahí seguí hasta el próximo pueblo: Igrapiúna. Ni siquiera lo había notado en el mapa. Busqué un lugar para inflar las llantas y luego dónde dormir y dónde comer.

Nuevamente al llegar a la posada y tocar cama quedé descerebrado. Me nos mal como Camamu no queda a mas de 20km de acá mañana puedo hacer roña.

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Morro de Sao Paulo

5 min read

Me desperté temprano como de costumbre, así que mientras iniciaba a bajar la marea organicé un tendedero con una cuerda que encontré por ahí, lave un par de cosas, desayuné y me dispuse a caminar.

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Gamboa es más grande de lo que había pensado, camino hacia Morro de Sao Paulo tiene otro par de playas y varios hoteles/posadas, que por su infraestructura claramente estaban fuera de mi presupuesto. Al final de las playas hay un montaña con un acantilado que da al mar, hay que pasar entre las piedras un buen trecho y luego pequeños islas de arena hasta llegar a Morro.

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Morro es como un Cartagena en miniatura (guardando las proporciones claro esta), la estructura externa es parecida a la del Castillo de San Felipe, esta el puerto y un portón grande en piedra. Entre por el ladito y agradecí mi decisión de haberme quedado en Gamboa, muchos turistas por acá y además, se me había olvidado que lo había leído, hay que pagar un impuesto para entrar; entrando por tierra no se tiene que pagar nada, ja ja.

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El centro de la ciudad como lo había leído en wikitravel esta lleno de posadas, literalmente una al lado de la otra, mucho comercio y restaurantes, son el peaje para por llegar hasta las playas.

La primera y segunda playa son dónde se la pasan todos los turistas, son de aguas cristalinas y están encerradas por algunas rocas que hacen que no hayan olas y parezcan piscinas.

En la tercera queda un 'parqueadero' de barcos y varios restaurantes y posadas, menos gente.

Y la cuarta y la quinta son tan pandas en marea baja que a duras penas se puede uno cubrir el cuerpo con agua. Sin embargo son tranquilas y tienen zonas en las que uno puede caretear sin problema.

No se cuando caminé exactamente pero fue bastante tiempo para recorrer desde la primera hasta la última playa, en un momento del paseo pensé en que Morro sin ninguna duda sería un lugar para recomendar para una luna de miel.

Almorcé un plato feito, barato teniendo en cuenta los precios a la redonda, y cuando iba pasando por la segunda playa me encontré con las chilenas que había acompañado el otro día al barco que venía hacia acá. Charlamos un poco y luego yo seguí mi camino pues ya eran las 4.00 de la tarde y la marea estaba subiendo, si me daban las 5.30 y no había pasado los acantilados, iba a quedar atrapado ahí con la cámara y el celular.

Apuré el paso, llegué al puerto y empecé a caminar, no había avanzado cien metros cuando ya tenía el agua casi en las rodillas, la marea sube mucho más rápido de lo que baja; ponerse la mochila al hombre y a caminar lo más rápido que se pudiera, pasé un grupo de muchachos que iba adelante, me encontré con una parejita y les avisé que era hora de empezar a caminar y poco después en un lugar en que el agua me llegaba casi a la cintura por voltear a mirar si la parejita había empezado a caminar, confundí una sombra con una piedra, me tropecé y caí. La maleta se alcanzó a mojar un poco, pero lo realmente triste fue que me raspé la pierna derecha en tres puntos. Pero nada había que continuar, avancé rápido y alcancé a llegar sin problemas a las playas de Gamboa, de ahí para adelante ya no había problema.

Me bañe, me hice las curaciones respectivas y muy sabiamente me refugié en la carpa en la hora de los zancudos. Los zancudos de acá son súper agresivos, desde el interior de la carpa vi algunos, literalmente, agarrarse en el mosquitero e intentar una y otra vez meter su pico entre los huecos de la red tal cual zombies en busca de cerebros.

Ya pasado 'el peligro', me puse un pantalón (por prevenir no más) y fui a buscar comida. Dos pasteles, una guaraná y un jugo fueron mi cena. Compré un par de frutas para el desayuno, volví al campamento dispuesto a ver más capítulos de House y cuando me metí en la carpa, puff quedé descerebrado. Me desperté como a las 2.00, me voltié para el otro lado y esperé a que sonara el despertador.

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Salvador - Gamboa/Morro

2 min read

Estado de Brasil: Bahía
Tiempo pedaleado: 06:43:04
Kilómetros recorridos: 104.59
Tiempo total pedaleado: 346:26
Kilómetros total recorridos: 3801.29

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Me levanté temprano, monté todas las cosas en Ludmilla y me fui para el puerto a coger el ferry. El viaje es corto, 45min y luego de llegar a Itaparica a pedalear se dijo.

La primera etapa hasta Nazaré eran 61Km, que los hice antes del almuerzo. En Nazaré conocí a Marcos un brasilero que también le gusta viajar en bicicleta intercambiamos contactos y continúe el viaje hasta Valença.

El último trecho no estuvo tan fácil por que recibí la visita de un viejo amigo, el viento en contra, que me hizo la vida más complicada el resto de la tarde.

Llegué a Valença a las cuatro y me fui directamente el puerto, compré mi pasaje, monté a Ludmilla en el barco y luego me fui por un helado y un par de jugos, tenía mucha sed, y por estar charlando con la señora de los jugos casi me deja el barco; me tocó saltar cual pirata para que no me dejaran.

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En el barco charlé con un par de muchachos y me recomendaron (también había escuchado esa recomendación en Salvador) no ir directamente hasta Morro sino parar en un pueblo cercano que se llama Gamboa, de ahí hasta morro son 20min caminando por la playa y todo es más barato.

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En Gamboa busqué una posada, pero no encontré nada realmente barato (tampoco busqué mucho es la verdad), así que resolví ir para un camping y pagué $R30 por dos noches (las posadas cobraban $R40 la noche).

Armé mi 'barraca', me acomodé lo mejor que pude, realmente una carpa de una persona es muy pequeña cuando necesitas dormir junto con el equipaje Y la bicicleta, busqué algo de comer y luego volví para verme un par de capítulos de House antes de dormir.

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Mañana habrá que darse el vuelto a la isla a pié.

 

Salvador

3 min read

Me levanté temprano a ojear en internet si Araiz, una amiga española que conocí en Manaus y que ahora esta en Salvador, me había escrito y mientras estaba en esas conocí a dos chicas chilenas que estaban en el hostal y que salían con destino a Morro de Sao Paulo. Les ayudé a buscar información de como llegar (y de paso averigüe para mi pues yo también quiero ir allá), desayunamos juntos y luego las acompañe hasta el Catamarán.

Para llegar a Morro de Sao Paulo hay dos opciones: la primera, tomar un Catamarán, que básicamente es una lancha grande y rápida que lo lleva a uno directamente desde Salvador hasta la isla, cuesta $R75 y demora 2h en llegar, no recomendable para personas con el estómago sensible, el Catamarán va muy rápido y las estadísticas dicen que el 70% de las personas vomita. La segunda, la adecuada para mi, es tomar un ferry ($R 3.50 persona, $R10.50 bicicleta) hasta Itaparica y de ahí montarse en moto/carro/bus/bicicleta e ir hasta un pueblo que se llama Valenca, para luego de ahí tomar un barco hasta la isla ($R7.50).

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Luego di una vuelta rápida (llovía y la mañana se me estaba pasando muy rápido) por el mercado del centro y la parte del Pelorinho que no había visto.

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Intenté comunicarme infructuosamente con Valci y resolví ponerme en contacto con Paulo, pasé por su trabajo y de ahí fuimos a un taller que quedaba cerca para descubrir que el mecánico no había ido hoy. Problema, los demás talleres estaban básicamente al otro extremo de la ciudad, intentamos llamar a otros amigos de el a ver si conocían algún taller más cercano y al final resolví comerme un 'lanche' e ir hasta allá, estaba perdiendo tiempo valioso.

Salimos con Ludmilla en busca del taller, nos perdimos, pero igual encontramos el taller serendipitosamente.

Ahí conocí a Aldemir, una de esas personas que se nota que hacen su trabajo con amor, quién mientras cambiaba el radio roto, le cambiaba el aceite a la manzana trasera de la bicicleta y le cambiaba los pedales a Ludmilla me contaba su visión sobre la bicicleta y su viaje extremo de Salvador a Aracajú en un día. ¡Un día! 345Km en un día.

Me explicó, que esa era su manera de hacer 'reset' a la rutina, que mientras hace ese tipo de desafíos aprende apreciar realmente la vida, estás exigiéndote físicamente al máximo.

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Pasar a despedirme de Paulo y volver al hostal para descubrir junto con el dueño que el wireless no funcionaba por que tenían los cables puestos al contrario.

Mirar con calma correo, planear el viaje, buscar algo que comer (como recordarán no había almorzado) y a desvelarme como de costumbre un día antes de iniciar una nueva etapa.

 

Salvador

2 min read

Me levanté temprano para lavar una ropa que hedía y llamé a Valci, una persona del grupo de La Bicicletada de Salvador.

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Quedamos de encontrarnos en frente al Farol de Barra en bicicleta. Ahí nos encontramos con otro amigo suyo de la Bicicletada y nos disponíamos ir hasta la playa de Ribera hasta cuando más adelante nos encontramos con otros miembros del grupo que estaban haciendo 'La Vuelta a Salvador'. Con Valci consideramos que ese paseo iba ser más completo que el de la Ribera que habíamos planeado inicialmente, además por que el ya tenía reservado el domingo para la familia; quedamos entonces así, yo continuaba con los de la vuelta y al otro día nos encontrábamos para llevar a Ludmilla al doctor.

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Mi chaperón encargado en el pedaleada fue Paulo, con el charlamos durante la pedaleada sobre viajes en bicicleta, en particular uno que el tiene planeado para el próximo mes, Salvador-Aracajú, que fue lo último que yo recorrí.

Salvador es bien grande, lo pude constatar después de pedalear los 54Km (y eso que me faltó un buen trecho, por que cuando me uní a la pedaleada ellos ya llevaban su rato pedaleando) de su contorno.

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Salí a las 10.00 de la mañana del hostal y volví a las 7.00!

Llegué, me bañe y salí en busca de alimento, si me recostaba un ratico ahí quedaba hasta el otro día, escuché un poco de música en vivo en uno de los tantos bares/restaurantes del pelorinho y luego a la camita. Caí muerto.

 

Praia do Forte - Salvador

3 min read

Estado de Brasil: Bahía
Tiempo pedaleado: 05:50:07
Kilómetros recorridos: 84.57
Tiempo total pedaleado: 339:43
Kilómetros total recorridos: 3696.7

Me levanté temprano, alisté todo y me senté en internet a buscar dónde quedarme en Salvador, el contacto que me había dado Fabricio al parecer peleó con la esposa y tenía, creo yo, más problemas que resolver relacionados con su propio hospedaje.

Desayuné como se debe: papaya, banano, granola, pan y jugo de cajá.

Monté todo en la bicicleta y esperar a que escampara, el cielo amaneció cubierto y como a las ocho empezó a llover.

Salí del hostal a las nueve de la mañana, la verdad no estaba muy preocupado pues la distancia no era muy grande. 55km. Salí otra vez a encontrarme con la linha verde.

Luego de un par de kilómetros, no sé si por que el cielo estaba cerrado o por que la carretera parecía una autopista gringa, o por que los avisos publicitarios a lado y lado de la carretera no me decían nada, sentí que no sabia dónde estaba.

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La verdad no sé como explicarme, el no saber dónde estaba, no tenía nada que ver con que desconociera que estaba en Brasil, era más bien como si me sintiera un extraterrestre que mira un Mundo nuevo y encuentra todo tan extraño, tan ajeno.

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En fin, la sensación afortunadamente no duró mucho y luego de la parada técnica por gasolina: jugo de mango y pan de queso. Seguí pedaleando por la Estrada do Coco.

Lauro de Freitas, los primeros barrios de Salvador y luego un aviso: Centro Histórico 28km. Lo que en principio podría considerarse nada grave. Solo que esta visión estaba acompañada de un aguacero. Igual no había de otra que seguir pedaleando, si paraba me iba a enfriar e iba ser peor.

'Porra', escuché varias veces decir mientras pedaleaba bajo la lluvia. Era la exclamación de sorpresa de la gente al verme con tanto peso y pedaleando bajo la lluvia.

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Finalmente llegué hasta la entrada del Pelorinho, el más conocido de los barrios de Salvador; que es como la Candelaria de por acá. Busqué un lugar dónde dormir, bañarme y cambiarme la ropa mojada.

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Luego salí en busca del almuerzo, a dar una vuelta y a 'combinar' con Laurent que llegaba esa tarde a Salvador también para armar plan para por la noche.

Fuimos a comer y luego nos sentamos en un bar en una esquina a escuchar música en vivo acompañado de unas caipirinhas.

 

Sibaúma - Praia do Forte

5 min read

Estado de Brasil: Bahía
Tiempo pedaleado: 04:44:41
Kilómetros recorridos: 57.85
Tiempo total pedaleado: 333:53
Kilómetros total recorridos: 3612.13

Casi no pude dormir a causa de los mosquitos y el calor. Cuando me cubría para que no picaran los bichos me daba un calor infernal, cuando me despataba esos jijuemadres camorreros se venían en manada. Lo que más me ofende es que me piquen en los pies, entiendo sus razones ahí tengo la sangre más caliente por causa de la pedaleada, pero sobre todo me ofende que me piquen encima de la picada de otro, no me acabo de recuperar de la picada del pueblo anterior cuando en el siguiente me vuelven a picar exactamente en el mismo lugar, grrrrrr. La cosa fue tan cansona que tuve que colocarme las medias para evitar que se ensañaran con mis dolidos y pobrecillos pies.

Igual me 'tenía' que levantar temprano, me quedaba bastante pista por delante y como quería aprovechar el día en Praia do Forte había que llegar temprano. Desayuné: cuscus, huevos, jugo, café y pan y salí de nuevo a encontrarme con la 'linha verde'.

En el camino había un arco iris tan, pero tan bonito (no sé si lo veía bonito por que estaba tan cerca o por que hace rato no veía uno), quise tomarle una foto pero como iba en subida y no quería perder el impulso me dije a mi mismo: mi mismo cuando lleguemos a la cima de la loma tomamos la foto. Cuando llegué a la cima de la loma el arco iris había desaparecido. La imagen eso si quedó grabada en mi cabeza pero tristemente no la puedo compartir con nadie.

El camino hasta Praia do Forte, prácticamente fue sin novedades, pavimento bueno, una que otra ladera y ya está. Llegué casi al medio día y me encontré con una playa sumamente turística, muchos chalets, muchos hoteles de lujo, muy del estilo de Pipa, lo que sólo podía significar una cosa, mi estadía en Praia do Forte me iba a costar. Terminé quedándome en un hostal por $R33 en cuarto compartido.

En mi cuarto había un par de gringos y un francés: Laurent. Con quién pasé los dos días que estuve por acá.

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Me bañe y luego fuimos con Laurent a por una muqueca en un restaurante casero muy bueno y no tan caro que quedaba cerca del hostal, volvimos, tomé una siesta en una hamaca y luego más tarde salí a dar una vuelta por el pueblo, hablé un rato por teléfono con M. y luego fui a buscar comida de nuevo, un creppe (les dije es un lugar turístico, hay hasta un restaurante japonés) y volví de nuevo al hostal. Me recosté en una hamaca y ahí quedé descerebrado hasta las dos de la mañana, hora en la que mi instinto de preservación me indicó que debía entrar al cuarto y dormir como la gente en una cama. Bendito mi instinto de preservación, a las tres de la mañana cayó un aguacero, tan fuerte que tuvieron que desmontar todas las hamacas de los costados del patio interior de la casa.

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Al otro día fuimos con Laurent a caretear. Hace rato no careteaba y no me acordaba de lo chévere que es. Por primera vez en mi vida vi en vivo y en directo varios animales que sólo había visto en revistas o la televisión: Pescados de colores, babosas marinas, serpientes marinas, lenguados, un pez globo gigante. Mejor dicho: la pa-na-ce-a.

Luego visité el proyecto TAMAR que cumple 30 años en su afán por la conservación de las tortugas marinas, aprendí un poco más sobre estos animales y secretamente deseé estar cerca de una playa de desove la próxima luna llena.

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Almorzar, una siesta, y luego fuimos con Laurent al Castillo D' Avila, el primer castillo medieval de América latina, construido por los portugueses cuando llegaron por estas tierras. Fuimos en bicicleta, tomé unas buenas fotos (creo) por ahí y nos devolvimos junto con otros huéspedes de la posada que nos encontramos allá arriba. A la mitad del camino el descarrillador de uno de nuestros acompañantes simplemente se soltó, así que tuvimos que seguir a pié el último kilómetro.

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Fuimos por unas tapiocas y luego a un bar a escuchar música y tomarnos unas caipirinhas. La música estaba chévere, pero no había mucho ambiente fiestero, por lo menos hasta las doce que yo me fui, había que levantarse temprano al otro día.

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Costa Azul - Sibaúma

4 min read

Estado de Brasil: Bahía
Tiempo pedaleado: 07:34:44
Kilómetros recorridos: 96.72
Tiempo total pedaleado: 329:09
Kilómetros total recorridos: 3554.28

La posada en la que me quedé está siendo administrada por un par de paulistas muy amables con los que charlé un rato durante el desayuno, llevan cuatro meses en Costa Azul y no saben cuánto tiempo más estarán por ahí, al parecer están contentos y los entiendo, Costa Azul es supremamente tranquilo, totalmente opuesto al caótico Sao Paulo.

Pregunté algunas recomendaciones sobre el camino, había dos opciones: salir y coger la carretera o seguir por la playa. Por las dos vías la distancia era equivalente, aunque claro por la playa el camino iba a ser menos monótono, o por lo menos iba a tener la compañía de las olas.

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Me fui por la playa, igual que el día anterior la arena estaba en su punto y pude avanzar bastante rápido hasta el próximo poblado: Poços, ahí tuve que empujar la bicicleta un trecho pues la playa estaba llena de piedras y arena fofa, hasta que descubrí que paralelo a mi sufrimiento había un camino de tierra; empujar la bicicleta hasta allá y todo mejoró considerablemente. Paré a tomarme un jugo y a preguntar si podría seguir un trecho más por la playa. Me dijeron que si, pero que me costaría bastante trabajo pues había que cruzar varias desembocaduras de río y no era seguro que siempre encontrara quién me cruzara.

Cómo mi objetivo era llegar hasta Praia do Forte la verdad no estaba muy dispuesto a quedarme atorado en ninguna playa, seguí por el camino de tierra hasta la siguiente ciudad, Sitio do Conde, y de ahí salí directo hacia la carretera, la BA-099 o mejor conocida como "Linha Verde".

En la linha verde, claro, no estaba la brisa del mar, pero eso si el pavimento estaba en buen estado. En general pude avanzar bastante rápido considerando que a diferencia de la playa esta vía estaba llena de 'columpios', sube y baja, sube y baja, así fue casi todo el camino.

Ya al final de la tarde llegué al kilómetro 100 ahí tuve que decidir: continuar pedaleando sin saber exactamente cuanto me faltaba hasta praia do forte o parar e ir para Sibaúma. Pregunté a unas personas que estaba esperando bus y me dijeron que Praia do Forte quedaba en el kilómetro 54, hice cuentas y concluí que a pesar de que llevaba buen ritmo no iba a llegar ni a palo.

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Me fui por el desvío hacia Sibaúma y encontré un pueblo pequeño con mucho turismo local. Desafortunadamente por la época todo continua siendo muy caro y casi no encuentro una posada con un precio razonable. Al final me quedé en la Posada da Didi, y salí a buscar internet y a comer algo.

Internet estaba fuera de línea, pero en compensación empecé mi camino hacia la perdición en la culinaria bahiana. Me comí un Acarajé (un 'pan' frito en aceite de Dendé hecho de una harina a base de frijol y otras cosas que no me acuerdo) que esta acompañado de vatapá (puré de frijol con pescado), ensalada y camarones. ¡Que delicia!

Luego al hotel a ver en el noticiero las noticias sobre haití, un par de capítulos de house y a dormir.

Mañana Praia do Forte y pasado mañana ¡Salvador!

 

Aracajú - Costa Azul

6 min read

Estado de Brasil: Sergipe - Bahía
Tiempo pedaleado: 06:36:29
Kilómetros recorridos: 105.88
Tiempo total pedaleado: 321:35
Kilómetros total recorridos: 3457.56

Como siempre cuando salgo de un lugar dónde he pasado varios días la ansiedad no me deja dormir, me acosté a las 2.00 de la mañana y me tenía que despertar a las 4.30 para arreglar todo el equipaje y salir a las 6.00.

No lo conseguí, me desperté poco después de las cinco y se me hizo tarde, salí casi a las 6.30, lo malo fue que también demoré a 'Pato' quien tenía que salir para el trabajo a las 6.00 :-/.

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Pero bueno después de salir y tomar la vía litoranea todo fue más fácil. Tenia que apurarme pues como había acordado la noche anterior con Fabricio nos encontraríamos en Porto do Mato para cruzar hacia Mangue Seco. Pedalear directo hasta Mosqueiro y tomar la primera balsa. Da gusto pedalear por acá, las vías están bien pavimentadas, no tienen tanto carro y riiinde.

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Luego de Mosqueiro la carretera fue mucho mejor, como la única fuente de tráfico es el puerto y ahí solo llegan carros cada 45min. uno tiene 45min en los que la carretera es toda suya. Aproveché y puse el turbo para adelantar lo más que pudiera. Probablemente Fabricio atravesaría en la siguiente tanda y yo debería estar lo más adelantado posible.

Pasé por Caueira y Abais como alma que lleva el diablo y entre Abais y Porto do Mato me alcanzó Fabricio, como el iba trabajando el encuentro se limitó a un par de pitazos, el tenía que continuar y yo pedalear más rápido los 10 kilómetros que me faltaban por si acaso alcanzaba a clasificar para pasar con él en la misma balsa.

No lo conseguí, no eran sólo 10km y me demoré más de la cuenta (45min), llegué, pregunté el precio de la lancha: $R70. Así que esperar quién más llegaba a ver si me daban carona. No demoró en llegar una familia, charlé con ellos un poco y listo ya estaba embarcado y camino a Mange Seco.

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Llegando a Mangue Seco caí en cuenta rápidamente que ya era casi medio día, no solo me lo decía el estómago que estaba ya crujiendo por que no le había dado medias nueves, si no la playa que estaba casi llena: la marea estaba subiendo. Me bajé de la lancha, me despedí de mis benefactores que cómodamente iban a tomar un buggy y me fui por lo que quedaba de playa en esa parte parte para seguir hasta el mar (el puerto de Mangue seco queda en la parte del río).

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Empujar un buen tiempo, parar en una 'esquina' y hablar con unos niños que me dieron un poco de agua y continuar empujando hasta encontrar unas viejas amigas: las dunas. Empujar todavía más duro y tras la última duna el mar y las 'barracas' al lado de la playa; ahí me encontré nuevamente con Fabricio y me quedé charlando con el y las personas del paseo que él estaba coordinando mientras veía como el mar se iba comiendo centímetro a centímetro mi autopista hacia Serimbinha. Almorcé y tomé una siesta en una hamaca, había que esperar como dos horas hasta que la marea empezara a bajar de nuevo.

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Salí nuevamente a las tres de la tarde, tuve que empujar un buen trecho (10km), pero luego de las cuatro la playa estaba nuevamente convertida en una autopista. ¡Logré acelerar hasta llegar a una velocidad de 20Km/h!, así da gusto avanzar por la playa. Avancé como 10Km y en medio de la playa encontré un buggy abandonado, hecho que me pareció bastante extraño, pero no le presté mayor atención y seguí adelante, todavía me quedaban poco más de 20km al frente y la luz del sol se estaba acabando. Me rindió bastante, y luego de unos 2km más encontré a los dueños del buggy, era una familia completa (incluida señora embarazada) y llevaban un par de horas caminando, el buggy se varó. Me pidieron que fuera hasta el próximo poblado: Costa Azul (dónde igual pensaba quedarme) y le avisara al dueño del buggy para que viniera a buscarlos.

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Aceleré un poco más y media hora llegué hasta Costa Azul (estaba bastante lejos). Ahí encontré el dueño del buggy y le conté lo sucedido, el señor se fue y yo me quedé charlando, o más bien escuchando charlar esperando a que llegaran. Mientras esperaba me ofrecieron un par de bananos y una papayita que acepté con gusto. Luego como de una hora volvieron, las señoras estaban mamadas y los señores discutían sobre quién y como iba a pagar el daño del carro. Como esa discusión no era mía, me fui discretamente a buscar una posada, mejor dicho a buscar la posada, por que no hay sino una.

Un cuscusito y un café y a la camita!

Por cierto, ¡Ya estoy en la Bahía!

 

Acarajú

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Ya el último día en Aracajú solo restaba organizar las cosas para el otro día. Pasamos del día en casa descansando del fin de semana.

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Cómo ya estaba cansado de mi bronceado arcoiris (amarillo en el pecho, casi negro en los brazos y café en las manos) le pedí a Fabricio que me ayudara a conseguir unos "manguitos", o protectores de brazos, o como se llamen. Por allá preguntando a alguien que conocía a alguien finalmente los conseguimos. Por ahora evitaremos recibir sol mientras se me empareja un poco el color.

Gracias a Fabricio y a Domingos por la hospitalidad en Aracajú.

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